Cuando me siento mal cambio BRONCA por BRANCA y todo pasa a ser un problema gramatical.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Retrovisor

Vendo Volkswagen Gol 2007, joya joya nunca taxi.

Esa sería una hermosa descripción para un clasificado aceptable, pero lo cierto es que sería una mentira descarada.

Desde que lo compró le puso la bandera y fundó así su propio negocio, ya era dueño de su flamante remís. Ahora, ya devenido en chatarra, tras kilómetros y kilómetros, tras haber recorrido hasta el más impensado recoveco de la ciudad, tras haber sido el transporte de miles de personas y tras haber escuchado y hasta a veces vivido cientos de historias al azar, el viejo remís ya no era lo que solía ser.

martes, 18 de octubre de 2011

Reacción tardía

Treinta y cinco arrugas destacaban sus ojos azul tímido y su mirada difusa parecía estar hace años con la atención en el mismo punto. El bastón temblaba al compás que su mano le indicaba, como tiemblan las hojas en medio del peor otoño. Solamente un índice derecho parecía estar fuera de esa estampa tranquila: se movía al ritmo de un tiempo raro, distorsionado por los años caídos sobre él; de izquierda a derecha cual péndulo errante se movía como si se tratase de un NO rotundo en lunfardo de señas.

Quien hubiera sospechado que sesenta años atrás ese cuerpo, hoy devenido en huesos tiesos sosteniendo carne magra , excitaba a su compañero y lo invitaba en una noche fría de invierno en blanco y negro, a enredarse y retorcerse hasta robarle el último aliento de oxigeno a la vela de una habitación exhausta,  para dejarla a oscuras preparando el descanso a la lujuria pasada; y que nueve meses después ese cuerpo, hoy opaco, iluminaba la cocina de la casa con vida nueva, tierna y fresca vida que veinte años después haría lo mismo con migo.

lunes, 22 de agosto de 2011

Crónica de una huida esperada.

Estás indeciso, el tiempo se acaba y no llegaste a un acuerdo con vos mismo. Hace semanas la  misma pregunta te da vueltas en la cabeza  pero la evadís constantemente, como hacés siempre, esperando al último momento para que tal vez por azar o tal vez por apuro, la suerte te de una mano y sin querer elijas lo correcto.
Ahora la transpiración se vuelve espesa, y por dentro sentís los nervios de no tener ni la más pálida idea de qué hacer. La bebida parece una escapatoria placentera: te deja ver la cosas de otra manera, y tal vez te prolongue el tiempo en tu cabeza, aunque el tiempo sea el mismo, y se te esté acabando.

domingo, 7 de agosto de 2011

La historia de la hombrunidad.

En el principio de los días Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, con barro que encontró a orillas del aún no bautizado Nilo. No le llamó muñeco de barro porque quería que fuese un ser respetado, le pareció más apropiado buscar una nueva palabra con menos doble sentido que “muñeco”. Hombre era la palabra perfecta, y así lo llamó, y lo creó como ya dijimos, a su imagen y semejanza, pero lo más importante es que lo creó como único representante de su especie, solo el hombre y  nadie más.
El primero de ellos, que por ser primero fue el boceto, además de hombre se llamó Adán como para diferenciarse de los demás que seguían surgiendo de la orilla y se iban secando el barro entre los yuyos hasta quedar hombres “de punta en blanco”, que en realidad es un dicho, porque quedaban de punta en negro ya que todo esto sucedía en Africa y el sol en esos lares dora hasta los más albinos, la decoloración se daría más adelante  con la llegada del arroz y el dermatólogo de Michael Jackson.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Ella durmiente

Veo sin mirar tus labios cada vez que cierro estos ojos que no cierran, que no apagan, que no dejan de atormentarme con imágenes, excepto cuando veo, sin mirar, tus labios.
Respiro. Respiro el perfume, respiro el aire que tus labios exhalan. El aire. El perfume de tu aire. Y mi piel se pone como de gallina y siento, siento el perfume.
Me acerco, trato de rozarlos como quien siente la necesidad irrefrenable de tocar algo que sabe caliente. Sé que me quemarán, igual intento tocarlos con mis labios.
Pero es sabido que no puedo, siquiera rozarlos, siquiera con los dedos.
Me retiro, hago uso del único sentido en el cual confió ciegamente: mis ojos. Sí, paradójicamente, contradictoriamente, confió ciegamente en ellos.

sábado, 19 de febrero de 2011

El hombre invisible

Jugar al hombre invisible no es tan emocionante como lo vemos de chicos.
A veces hay cosas que nos resultan imposibles, inalcanzable, las anhelamos tanto que suponemos que si un día la alcanzáramos, la felicidad absoluta llegaría a nuestras vidas para quedarse.
Mentiras! – Digo gritando – Toda mi infancia mi juego preferido, el que jugaba antes de dormir sin contarle a nadie, fue el hombre invisible: imaginar que podías meterte donde quisieras a ver las cosas que pasaban mientras vos no estabas, principalmente mientras los demás pensaban que estaban solos, ya que cuando estamos bajo la única compañía de nuestra propia soledad, somos realmente nosotros, con nuestros errores y nuestros aciertos, con aquellas cosas que nos encanta hacer pero que jamás haríamos en público: conquistar el espejo, besar nuestra almohada sin que nos importen la plumas, como si fuera la mujer de nuestras vidas y no nos molestara en lo más mínimo que no se afeitase en invierno, y tantas otras cosas que hoy me dan vergüenza contar, por más que ustedes no sepan quién soy, por más cierto que sea que jamás vayan a conocerme.

viernes, 4 de febrero de 2011

Ella, la sumisa.

Una fila serpentea por todo el lugar. Suspiros, abucheos, un cajero se levanta al baño mientras la mitad de la fila le recuerda los vicios de su madre. La gente en los bancos se vuelve misteriosamente intolerable y eso, aunque misterioso, es algo lógico: los bancos son los únicos lugares en donde hay que hacer cola para pagar.
Yo no me exaspero, al contrario, debo ser el más tranquilo de la fila, sospecho que la gente en unos minutos también se va a enojar con migo por estar tan tranquilo, mi bajo perfil (o mi cobardía si es que así quieren llamarlo) me impide emitir sonido alguno de agravio contra la entidad o sus trabajadores. Aprovecho el tiempo en la cola para filosofar sobre algunos temas que me dan vueltas por la cabeza, hoy me ocupo de lo compleja que es la sociedad y sus prejuicios. Algo interrumpe mi vuelo, algo llama mi atención, un frío seguido de petrificación recorre mi cuerpo de pies a cabeza y endurece hasta esas zonas que uno evita endurecer cuando lleva pantalón de vestir.

martes, 1 de febrero de 2011

Inconsciente el colectivo!

Esto es raro, casi que muy, hasta me parece que estoy siendo el personaje de una macabra canción.
Hasta hace unas horas todo estaba bien: volvía del trabajo, iba a mi casa, probablemente pelearía con mi novia por cambiar el fútbol de los Miércoles a los Lunes; problemas normales, cosas de la rutina, nada de otro mundo y todo demasiado de éste.
El mp3 tocaba Spinetta - no es Spinetta de Pescado Rabioso - el otro, el de ahora: el de "una mañana". Por calle Moreno todo siempre parece muy normal, la gente camina en direcciones diferentes (como en toda ciudad chica), y no hay posibilidad de seguir al montón (justamente porque el montón no existe). Uno camina solo por calle Moreno, saludando a quien quiere y esquivando a quien no con el ya conocido ademán de ir escuchando a Spinetta - el de ahora - y mirando las baldosas que pisa, como si este fuera un dato visual más interesante que mirar a quien pasa.