Cuando me siento mal cambio BRONCA por BRANCA y todo pasa a ser un problema gramatical.

martes, 1 de febrero de 2011

Inconsciente el colectivo!

Esto es raro, casi que muy, hasta me parece que estoy siendo el personaje de una macabra canción.
Hasta hace unas horas todo estaba bien: volvía del trabajo, iba a mi casa, probablemente pelearía con mi novia por cambiar el fútbol de los Miércoles a los Lunes; problemas normales, cosas de la rutina, nada de otro mundo y todo demasiado de éste.
El mp3 tocaba Spinetta - no es Spinetta de Pescado Rabioso - el otro, el de ahora: el de "una mañana". Por calle Moreno todo siempre parece muy normal, la gente camina en direcciones diferentes (como en toda ciudad chica), y no hay posibilidad de seguir al montón (justamente porque el montón no existe). Uno camina solo por calle Moreno, saludando a quien quiere y esquivando a quien no con el ya conocido ademán de ir escuchando a Spinetta - el de ahora - y mirando las baldosas que pisa, como si este fuera un dato visual más interesante que mirar a quien pasa.

Justamente en eso estaba y variaba mis pensamientos entre los dibujos formados por las baldosas y el nudo desproporcionado de mis zapatos negros de descarne (color feo para el descarne), cuando me acerqué a la esquina de San Martín (la única con semáforo, como en toda ciudad chica), me distrajo un detalle que hubiera sido insignificante y normal para cualquier hijo de vecino, pero quien sabe porque me sorprendió: el Spinetta de ahora se sacaba el saco y no se ponía el pongo, sino una remera deshilachada, al tiempo que rejuvenecía unos 30 años, suavizaba su voz y empezaba a contarme al oído la historia de aquella muchacha de ojos tan particulares, de papel; y lo más impresionante: todo ocurría en un mp3 de escasos 4.5 centímetros como si allí dentro tuviera yo guardada parte de la historia del rock del país. Justamente en eso estaba cuando me acercaba - como ya les dije - a la intersección de Moreno y San Martín (los dos típicos próceres que se encuentran en una esquina), y quizá por mi tan extraña distracción no reparé en que las baldosas dejaban de ser tales y comenzaban a ser una sola, negra y sin dibujos, solo con constantes rayas blancas (de pintura) que se cruzaban perpendiculares a mi elegante paso.
Bocina y pastilla de freno se mezclaron en un solo sonido (yo no se porque la gente toca la bocina si con tocar los frenos obtienen los mismos resultados), la línea San Cayetano, la única de la ciudad - como en toda ciudad chica - y su amarillo viejo irrumpieron en mi vista y en mi imaginación así como los despertadores irrumpen en los sueños más hermosos en el momento menos esperado. Spinetta - ahora el de antes - pasó primero a ser un segundo plano e inmediatamente después desapareció de la escena, empujado por el sonido conjunto de bocina y pastilla de freno (desperdicio de sonido, como ya diserté al principio del párrafo); el siguiente sonido en un principio me pareció un disco roto (quizá una reminiscencia que me trajo el flaco y su muchacha de ojos tan fuera de lo común, de papel), pero al instante caí en la cuenta de que el sonido era de pasta quebrada, sí, pero no de pasta de disco sino pasta de hueso. Algo rojo y caliente inundó mi ojo izquierdo y luego expandió su calor húmedo por mi mejilla.


Creo que acabo de apretar la tecla "ALT" en el Miltdown Madness (triall version)y cambié la vista a vista aérea, es más, creo que estoy manejando el colectivo, ya que es lo primero que veo desde arriba, y la ciudad -desde mi ángulo- parece paralizarse.
Spinetta ya no suena - ni el de antes ni el de ahora - y no encuentro los auriculares, miro en ademán de buscarlos y no encuentro nada, solo me detengo en ella, que mira pasmada en la esquina, no alcanzo a ver que dice su rostro - quisiera que diga dolor y no lástima - pero no alcanzo, no lo puedo describir. Solo me hace acordar a la muchacha, la de Spinetta, la de los ojos tan raros, de papel: impregnando de ternura una imagen que tan poco tiene de tal cosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Todo lo que digas puede ser utilizado en tu contra.