Cuando me siento mal cambio BRONCA por BRANCA y todo pasa a ser un problema gramatical.

jueves, 26 de julio de 2012

Sueños calientes.

Despertar no es una opción. Voy a seguir aguantando. No puedo darme el lujo de abrir los ojos ahora, cuando al menos en sueños,  Martina me mira y sonríe mientras deja que le acomode el pelo detrás de la oreja para que no estorbe entre nuestros labios. Imposible, no hay  otra opción que seguir dormido a la fuerza y forzar el sueño también.

Martina me tiene loco, jamás me dirige la palabra y yo se que lo hace adrede porque sabe que me tiene colgadito de un hilo muy fino y que  el más mínimo detalle de su parte algún día me animará a decirle todo en la cara, y eso, justamente eso es lo que ella busca con su indiferencia. Nunca me miró directamente a los ojos pero sé que está continuamente viéndome, lo presiento, todos presentimos cuando nos observan, y más si la que observa es Martina con esos ojitos entre tímidos y picarescos. Por eso no es una opción despertarme, al menos en sueños la veo directo a los ojos, y no sólo eso, además estamos en contacto: yo la tengo tomada de la cintura con el brazo izquierdo, y con la mano derecha (que es la más delicada para moverse) le acaricio sus mejillas y le sigo acomodando el rulo que para nada quiere quedarse  detrás de la oreja: parece que está empeñado en molestar mientras rozo sus labios de frutilla.