Cuando me siento mal cambio BRONCA por BRANCA y todo pasa a ser un problema gramatical.

viernes, 3 de mayo de 2013

Imprevisto


Tomb tomb, tomb tomb… 

Seis de la de la mañana en la capital. Se levanta y sin abrir los ojos palpa sus lentes en la mesita de luz. Va al baño, se los saca y se lava la cara para volver a ponérselos. Mientras retoca su barba con la Philips, mira su Smartphone que acaba de sonar. <<Soja Rosario $1657>> puta madre, hubiera vendido antes. No importa, puede esperar a que suba otra vez. 


Se sirve su café mientras nota en su antebrazo que la bata de seda ya tiene pelotitas y el brillo no es el mismo, va a tener que cambiarla. Toma del pocillo y entre sorbo y sorbo ojea el Ámbito que el canillita le dejó en la ventana. <<Oficial 5.13/ Blue 9.30>> menos mal que compró ayer. Alivio. 

Se calza el traje correspondiente (los tiene acomodados por día de la semana), chequea la hora de su Rolex y se acomoda la corbata. Mientras tanto ve en el espejo que su mujer lo mira desde la cama. Sabe que a ella le impresiona el hombre de negocios hecho y derecho en el que se convirtió su marido, lo ve en sus ojos cada mañana mientras la espía por el espejo y le dice que la verá en la tarde si el tráfico no está muy pesado, sino, deberá esperar la noche. 

Sin más, abre la puerta al tiempo que toca el botón rojo de la llave de su Audi para agilizar la cosa. 

Un día largo lo espera. 

Tomb tomb, tomb tomb… 

En la oficina ha logrado un grado de perfección que muchos le elogian. Al llegar, su secretaria le lee la lista de actividades mientras él las ordena por prioridad. 

–Gonzalez pidió cita, quiere ver el tema sueldo. 
–Pasamelo para la tarde, que espere un rato a ver si se cansa y desiste. 
–El gerente del banco viene a en media hora. 
–Que espere cinco minutos y después lo haces entrar (siempre es bueno no darle a entender a la gente que se la está esperando, mejor pasar por ocupado). 
–Su papá llamó ayer a las cinco como me dijo que le diga, Ud no estaba. 
–Si llama hoy y no tengo gente en la oficina me lo pasas, pero a los tres minutos me abrís la puerta y me decís que tengo una llamada importante. 
–Llamaron los de FirstMan, quieren saber cuándo terminan su propuesta. 
–Llamale ya y pasamelos, si llega el del banco y sigo hablando que espere un poco más. 

Qué seguro suena desparramando órdenes. Se da cuenta de que su secretaria lo ve con otros ojos hace un tiempo, sabe que es imposible para una mujer de su edad no sucumbir en el deseo ante semejante poderío, ante tanta madurez y envidiable seguridad. 
Vuelve a mirar su Rolex y entra a su oficina. Seria, bien organizada, digna de él. “SU” oficina. 

Tomb tomb, tomb tomb… 

El día fue productivo. Sus acciones siguen en alza, sus inversiones aún son rentables. Su padre llamó pero no le quitó mucho tiempo (el viejo sabe que está muy ocupado). Si el mes cierra como lo calculó, tal vez pueda cambiar su auto, ya está un año viejo. 

Su hijo está en la escuela y para cuando él llegue estará dormido, no tendrá que escuchar los gritos y correteos. El sábado lo lleva a comer a Mc Donalds y con eso cumple su rol, sabe que le da una buena educación y que la niñera es la más cara del servicio de baby sister, se complace al verse tan buen padre. 

Tomb tomb, tomb tomb… 

Su vida es un éxito. 

Tomb tomb, tomb tomb… 

Tiene todo exactamente controlado, incluso sus sentimientos. Sabe que de haber sido bombero como quería, hoy no tendría nada de lo que tiene. Sería un fracaso. Mejor no añorar sus deseos cada vez que ve un autobomba. 

Tomb tomb, tomb tomb… 

Que satisfacción haber conseguido con su sudor una vida tan perfecta. De lo único que podría quejarse es de esa molestia a la altura del pecho que tuvo toda la mañana, pero sería de desagradecido quejarse por semejante pavada. 

Tomb tomb, tomb… click… 

Su corazón se detiene mientras camina por el pasillo. Su secretaria corre asustada hacia él. No puede mover sus extremidades. El de seguridad abre la puerta, ve cómo la camilla viene hacia él. No puede mantener sus ojos abiertos, lentamente ve cómo sus párpados le achican la imagen de los paramédicos apretándole el pecho. Uno agarra dos círculos que parecen planchas y mientras, mira al otro esperando que le dé la orden. Los parpados ya no dan más, intenta abrirlos pero no puede. Recuerda que hoy no besó a su mujer y que hace dos días no ve a su hijo. Cuando pase de ésta va a estar más con su familia. 

Siente un sacudón. Le pinchan el brazo. 

Piip……piip… 

Su padre llamó para decirle que quizá el domingo podían comer en su casa de la infancia. Le dijo que estaba ocupado. Hace más de dos meses que no los ve. Su padre habla demasiado y le da pena ver a su madre porque no lo reconoce <<maldito Alzheimer>>. Cuando zafe de ésta, hará un esfuerzo y los visitará al menos cada quince días. 

Piip…………..piip… 

Se le complica ya pensar, seguramente lo estarán durmiendo. Cómo se le pudo haber escapado ir al control anual que su médico le recomendó. Hubiera perdido una mañana de su valioso tiempo, ¿cómo quería que lo hiciera? 

Piip………………..Piip… 

Cómo quisiera ahora, estar manejando su Audi en dirección a su casa. ¿Es eso lo que quiere? ¿O en realidad lo que quiere es estar en casa y abrazar a su mujer mientras escucha el barullo de su hijo jugando al fútbol en el pasillo? Tal vez los ojos que veía cada mañana por el espejo no mostraban admiración, tal vez su mujer sentía lástima por él, que tenía que volver a irse, por ella que otra vez quedaba sola. El Audi ya no le importa, si llega en colectivo o en bicicleta le da lo mismo. Lo único que quiere es estar en su casa, pero la ambulancia va a otro lado. 

Piip………………………Piip… 

Tanto tiempo perdido entre números y estadísticas para asegurar sus ingresos, para tener un buen pasar. 

Piip…………………………………….Piiiiiiip… 

¡No! ¡No se le puede haber escapado! ¡Tiene que haber un error! ¡Todavía tiene cosas por hacer! 

Piiiiiiiiiiiip… 

¡Qué injusto es el de arriba! ¡No, por favor, no! 

Piiiiiiiiiiiiiiip… 

Qué horrible sensación darse cuenta. 
Él, que lo tenía todo controlado. Él que lo llevaba todo calculado. 

Piiiiiiiiiiiiiiiiiiii… 

Él, justamente él, acaba de enterarse –y ya es tarde – que ha vivido equivocado.

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