Estás indeciso, el tiempo se acaba y no llegaste a un acuerdo con vos mismo. Hace semanas la misma pregunta te da vueltas en la cabeza pero la evadís constantemente, como hacés siempre, esperando al último momento para que tal vez por azar o tal vez por apuro, la suerte te de una mano y sin querer elijas lo correcto.
Ahora la transpiración se vuelve espesa, y por dentro sentís los nervios de no tener ni la más pálida idea de qué hacer. La bebida parece una escapatoria placentera: te deja ver la cosas de otra manera, y tal vez te prolongue el tiempo en tu cabeza, aunque el tiempo sea el mismo, y se te esté acabando.