Cuando me siento mal cambio BRONCA por BRANCA y todo pasa a ser un problema gramatical.

martes, 22 de mayo de 2012

MANUAL PARA CONSEGUIR A SU MUJER IDEAL


ADVERTENCIA: El siguiente manual está dividido en dos partes. Es absolutamente necesario que haya realizado el total de la primera parte y dejado pasar el tiempo prudencial necesario para concretar el último paso para poder comenzar con la segunda.

PRIMERA PARTE
Siga los pasos al pié de la letra, intente cerrar la ventana de la cocina para no distraerse con banalidades: su futuro depende de lo que está por hacer.
1-Comience agregando en un recipiente tres gotas del perfume que más le guste, por lo general el gusto es directamente proporcional al precio, no sea tacaño, son solo tres gotas y de última siempre existe la posibilidad de pedir una muestra gratis.
2-Ahora, con un pincel de trazo fino roce un poco de tempera del color de ojos que más le gusta y comience a revolver en el recipiente junto con el perfume mientras agrega agua cálida a discreción (mientras revuelve suspire reiteradas veces e intente que le den escalofríos)

martes, 15 de mayo de 2012

Madrugadas.


Lunes 5:30 am. Tic-tac, tic-tac. Dicen que en el subconsciente escuchamos los instantes anteriores al despertar. El cree que su subconsciente no está funcionando del todo bien, ya que últimamente escucha como martillazos esos dos últimos segundos de reloj antes del insoportable ti-ti-ti-ti…ti-ti-ti-ti del cuadrado plástico made-in China que por desgracia nunca falla.
Nuevamente a despertar, nuevamente a la rutina de los próximos cinco días y medio que ya se conoce de memoria, ya lo sabe muy bien, ya se imagina todo lo que vendrá:

Diez chispazos al Bic. blanco cerca de la hornalla que pareciera hacer lo imposible por no encender, agravado esto por el dolor que causa en los dedos el roce de la piedra gastada del encendedor contra sus yemas entumecidas del frío tras haberse lavado la cara con el agua helada de la mañana,-el invierno no es para el madrugador- piensa mientras por fin enciende la hornalla y huele el aroma a pelo quemado: el bello de sus nudillos que no alcanzó a sacar del fuego por la obvia falta de reflejos de esa hora de la madrugada.
Nueve cuadras en bici hasta la estación San Andrés, nueve cuadras interminables con el viento pinchando como agujas heladas contra la cara y los dedos desprotegidos de guantes que por costumbre se olvida.