Omar es rubio y su pelo cortado al ras parece víctima de la
estática, sus ojos celestes no saben demostrar otra cosa que ternura y su
lengua que siempre aparece por sobre el labio inferior me deja saber cuándo es
que está concentrado y cuándo es hora de un recreo. No sólo eso es lo que
enternece sobre Omar, él también es gigante hacia los costados (me gusta
decirle así porque se ríe y sin embargo si alguien le dice gordo su mirada es
otra, no de enojo, pero sí de incomprensión), es aproximadamente 3 veces más
ancho que yo y mover su cuerpo no le resulta imposible, pero su peso hace que
sus movimientos sean un poco más bruscos.